Bueno, finalmente, se consuma el atraco a mano armada de ASUS: más de 309€ por la reparación de la pantalla de un Zenbook en garantía, con apenas 4 meses de uso y sin signo alguno de mal uso o maltrato.
El usuario de este equipo, asegura que el problema se presentó al abrir el equipo una mañana. La víspera, el equipo funcionaba perfectamente. ¿Qué ocurrió entre medio? Según ASUS, da igual. Resumiendo mucho, dicen que el equipo pasó un control de calidad en el momento de su fabricación y que a partir de ahí, todo lo que pase es cosa tuya.
Unos hachas estos tíos, oye, que tienen un control de calidad que garantiza al 100% la excelencia del producto….¡ANDA YA!
Da igual que la pantalla del Zenbook ASUS se pueda haber roto por exceso de calor
Da igual que la pantalla del Zenbook ASUS se pueda haber roto por un mal montaje dentro de la carcasa del portátil
Da igual que la pantalla del Zenbook ASUS se pueda haber roto por un mal diseño que no admita un uso normal y cotidiano
Da igual que la pantalla del Zenbook ASUS pueda haber sufrido un fallo en su delicado proceso de fabricación.
Da igual, por supuesto, que el usuario merezca nuestra total confianza y que el equipo no muestre el menor síntoma externo de mal uso
Da igual que nuestra palabra valga menos que la suya
Da igual que la ley europea de garantía les obligue a probar (en los seis primeros meses tras la compra) que la avería no es un problema suyo y se la salten a la torera
Da igual que la reclamación se la presente un minorista informático, que, tras décadas de experiencia, algo sabe de estas cosas
Da igual que demuestren CERO EMPATÍA con la situación, en cada correo, en cada respuesta.
Da igual que, ni tan siquiera, te propongan una solución intermedia, un ‘ni tu ni yo’, un descuento en la reparación, por ejemplo.
Pues nada ASUS, a mi y a mi empresa ya le habéis visto el pelo por última vez.
No sólo dejaré de comprar ASUS, sino que aconsejaré cualquier otra marca antes que la vuestra. Podré enseñar las fotos de un equipo en un perfecto estado exterior, con una avería en su pantalla que no fue atendida en garantía, la prepotencia en el trato a lo largo de todos los correos intercambiados con ASUS, y, por supuesto, la exagerada factura de una reparación que nunca debió emitirse. Y el que quiera entender, entenderá.
Por mi parte, solo me queda iniciar una reclamación formal, ante la oficina de consumidores más cercana y si resulta infructuosa, evaluar si pasamos este caso a nuestros abogados. Soy consciente de que económicamente no merecerá la pena, pero ¿quién nos defiende sino de estos sinvergüenzas si no sufren nunca un revés administrativo o judicial?